Hoy, tercer domingo de Adviento, lo llamamos domingo de “Gaudete”, que quiere decir “estén alegres.” El color litúrgico es rosado, como un signo de gozo.
Las lecturas reflejan esa alegría, veamos. La primera lectura dice: «Desbordo de gozo con el Señor» (Isaías 61). El salmo, tomado de san Lucas 1: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.»
Verdaderamente hermoso, pero observemos la segunda lectura de san Pablo a los Tesalonicenses: «Estad siempre alegres.» Y nos explica cómo alcanzar esa alegría: Siendo constantes en la oración, dar gracias en toda ocasión, examinarlo todo y quedarnos con lo bueno. Por mencionar algunos ejemplos.
El llamado es a vivir alegres. Alguno me dirá, pero ¿cómo es posible estar alegre con tantos problemas?
Hay varios versículos que, en los momentos más difíciles, nos mantienen confiandos. Uno de ellos es Filipenses 4,6: «No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.»

El Señor te llama a cargar tu cruz con alegría y humildad. Alégrate, no por tus éxitos y posesiones, sino porque Dios está contigo. Cuando te acercas al Corazón de Cristo, te das cuenta de que tus planes y proyectos son pequeños e insignificantes y los de Él son hermosos.
No es fácil dar gracias en los momentos más difíciles. Pero una cosa es clara, el Señor te quiere alegre. Vivir alegre es saber que Dios te ama y que camina a tu lado siempre. Invítalo, hazlo parte de tu familia, hazlo parte de tu día.
Diácono Richie