Una inmigrante que buscaba refugio se quita la vida.
La familia de la inmigrante de origen colombiano que el domingo se quitó la vida en un albergue de Nueva York está pidiendo ayuda para repatriar su cuerpo y también para llevar a sus dos hijos junto a su padre.
Entró a Estados Unidos en abril en busca de asilo junto a sus dos hijos pequeños, pero al marido lo regresaron porque no pudo probar que era el esposo y el padre de los niños.
La muerte de la mujer, identificada con el nombre de Lady, fue confirmada el lunes por el acalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, por medio de un comunicado.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, informó sobre el incidente ocurrido el domingo, que ha recibido ya a unos 11.000 inmigrantes de Centro y Suramérica, en su mayoría venezolanos.
«Los miles de solicitantes de asilo que hemos visto llegar a nuestra ciudad vinieron a este país en busca de una vida mejor. Lamentablemente, ayer, una solicitante de asilo en una de nuestras instalaciones se quitó la vida», indicó en un comunicado.
«Nuestros corazones están en duelo por esta persona y por los seres queridos que pueda tener, y nosotros, como ciudad, lamentamos esta muerte», señaló además el demócrata.
«Esta tragedia es un recordatorio de que tenemos la obligación de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a los necesitados», indicó el alcalde, quien recordó a los inmigrantes que hay ayuda disponible en salud mental en el Centro de Recursos para Solicitantes de Asilo que inauguró el pasado jueves..
El flujo de inmigrantes creó una crisis en el sistema de albergues de la ciudad que no estaba preparada para recibir un número tan grande de personas y según el alcalde, está cerca de colapsar.
“Otro sueño americano roto”
La mujer había sido separada de su esposo en la frontera, pues el fue deportado a Colombia. La soledad y la depresión pudo ser el detonante.
Los últimos días de la madre colombiana que se quitó la vida en un albergue de inmigrantes en Nueva York
Someterse a las reglas del refugio y enfrentarse a un nuevo país sin su esposo podrían ser algunos de los factores que llevaron a Leydy Paola Martínez Villalobos a terminar con su vida, dejando a sus dos hijos solos, dice una de sus vecinas.
Leydy Paola Martínez Villalobos, la madre colombiana, de 32 años de edad, que se quitó la vida el pasado domingo, vivió sus últimos días triste, según una de sus vecinas y madre de una de las compañeras de juego de su hija.
En conversaciones con el equipo digital de Univision 41, la residente del albergue Hollis Family Shelter, en Jamaica Ave., Queens, dijo que aunque por lo general la joven madre parecía estar bien, el viernes la notó triste. En una conversación telefónica con su esposo Jhon Bernal dejó ver que la distancia la estaba afectando.
Según la mujer, que no quiso ser identificada para no tener problemas en el albergue, su compañera le reclamaba a su esposo que no la llamara con más frecuencia, porque los niños y ella lo extrañaban. Y algo más: “le decía que ella estaba cansada por la situación, que aquí había que cumplir muchas reglas, que ella prefería pagar arriendo”.
“Ella decía que en Colombia vivía bien. Así es que creo que para alguien que estaba acostumbrada a más libertad, seguir reglas pesaba mucho”, comentó la mujer.
Jhon Bernal, esposo de la mujer, habló con Univisión 41 desde Bogotá y confirmó que la llamada fue el domingo en la mañana, dos horas antes de que su mujer se quitara la vida. “Yo le había aconsejado que tuviera paciencia. Estaba desesperada porque yo no había podido llegar allá. Lo intenté tres veces pero no pude”, dice Bernal, entre lágrimas.
El domingo Leydy Paola Martínez llevó a su hija a otra casa
Entre esas reglas, dice, estaba cumplir con una hora límite para poder entrar, registrarse en la entrada antes de entrar y salir, no estar merodeando por los pasillos, y no molestar a los vecinos.
También estaba la dificultad de enfrentar estos cambios con dos niños: un adolescente de 15 años, y una niña de 8 años. Asegura además que al jovencito le estaba costando mucho adaptarse y le pedía a su mamá que se regresaran para Colombia.
El domingo por la mañana, asegura la vecina, la madre colombiana llevó a su hija de 8 años a la casa de una amiga a pasar el día y ella regresó a su apartamento, mientras su hijo se fue a jugar al parque que queda al frente del edificio.
Tras estar un rato en el parque, regresó y comenzó a tocar la puerta. “Él duró un rato tocando la puerta y pensó que su mamá se estaba bañando”, pero al ver que el tiempo pasaba y ella no le abría, bajó para que el vigilante le ayudara con una llave.
A Leydy Paola Martínez la encontraron muerta en el baño
“Cuando abren la puerta, el niño está buscando a su mamá en el cuarto y no la vio. Al abrir el baño ahí fue donde la consiguió. El niñito bajó corriendo, pegando gritos… Lloraba y decía que por favor lo ayudaran, que llamaran a emergencias, que viniera la ambulancia, que su mamá se estaba muriendo, que su mamá tenía los ojos cerrados”, relató la vecina de la colombiana.
Cuando bajaron los bomberos, dijeron que estaba sin signos vitales.
Los gritos del jovencito hicieron que muchos vecinos salieran de sus apartamentos a ver que pasaba. “El niño lloraba, pegaba gritos, llamó a su papá, que él se quería ir, que su mamá lo había dejado solo, que cómo le iba a explicar eso a su hermanita”, agrega la vecina.
Al pasar un rato, cuando su hermana menor llegó, la situación se complicó aún más. “Cuando llegó esa niña como a las 6:00 de la tarde para mí eso fue duro, porque la niña pegaba gritos”, comenta la vecina.
La vecina defiende al albergue
Los bomberos sacaron el cuerpo de la inmigrante colombiana Leydy Paola Martínez, tapado y los vecinos dicen que estaban todos conmovidos con lo ocurrido.
“Ella estaba acostumbrada a no tener reglas”, comenta la vecina. “Creo que el cambio de vivir en un lugar con reglas, con horarios, y tener a su esposo lejos mientras tenía que sacar adelante a dos hijos, fueron cambios de vida muy grandes que la fueron orillando a tomar esa decisión tan triste”, dice la mujer.
Asegura además que las condiciones en el albergue no son malas, y que esas reglas son necesarias: “Aquí hay 200 apartamentos, digamos 200 familias. ¿Te imaginas qué sucedería si cada uno de nosotros hace lo que quiere? Pero también comprendo que, si llevabas una vida más independiente, puede costarte adaptarte al cambio”.